viernes, 7 de octubre de 2011
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Sohn Kee-chung, la gran leyenda del deporte coreano

En la entrada sobre la ceremonia de apertura del Campeonato del Mundo de Atletismo de Daegu 2011 ya decía que gran parte de dicha ceremonia giraba en torno a la figura de un antiguo corredor de maratón coreano, y prometía que hablaría de él otro día con más calma. Al revisar la vida de este atleta he descubierto hasta qué punto su medalla de oro en las olimpiadas de Berlín 1936 es importante en la historia de Corea. Ahora que conozco bien su historia, me atrevería a decir que Sohn Kee-chung es la figura más legendaria del deporte coreano.

Sohn Kee-chung (손기정 en coreano) nació el 29 de agosto de 1914 en Sinuiju, un pueblo de la provincia Pyonganbukdo (ahora en Corea del Norte) cercano a la frontera con China. Con 19 años empezó a destacar como un gran corredor de fondo, ganando 10 de los 13 maratones en que participó entre 1933 y 1935. En 1935 batió el récord del mundo con una marca de 2:26:42, que perduró doce años. Sin embargo, en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 no pudo participar representando a su país.

Hay que recordar que Corea fue anexionada por Japón en 1910, y que los japoneses llevaron a cabo una fuerte represión para eliminar la cultura coreana y sus signos de identidad. Esta situación duró hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, y desembocó en la división de Corea en dos partes, Corea del Norte y Corea del Sur, que permanecen en conflicto desde entonces.

Pues bien, en medio de una situación política y social muy difícil para Corea y los coreanos, Sohn partió rumbo a Berlín para competir en las olimpiadas de 1936, en las que Alemania mostró su poderío un poco antes de decidir sacar a pasear su ejército por Europa. Sin embargo, como Corea no existía como nación, hubo de competir bajo la bandera de Japón, y utilizando la versión japonesa de su nombre: Son Kitei.

Ganó el maratón con una tiempo de 2:29:19.2 (nuevo récord olímpico), convirtiéndose en el primer coreano en conseguir una medalla olímpica. Sin embargo, su gran aportación a la historia de Corea no fue ganar esta medalla, sino sus gestos reivindicativos de su nacionalidad coreana, mostrando al mundo que el pueblo coreano no aceptaba la invasión japonesa. Al recoger la medalla, lo hizo con la cabeza gacha, sin mirar la bandera de Japón, al igual que su compañero Nam Sung-yong (medalla de bronce). Después, al ser entrevistado por los medios, dejó claro que era coreano y no japonés. Es más, se negó a firmar con su nombre japonés, firmando en coreano y dibujando incluso una bandera coreana en su firma. Estos gestos lo condenaron al ostracismo en su vuelta a Japón, al tiempo que lo convirtieron en héroe nacional en Corea.
Recibiendo la medalla, en el centro de la imagen.
Pero Sohn Kee-chung no fue el único damnificado por estos incidentes. El diario coreano Dong-a Ilbo (que aún se publica hoy día) publicó la noticia con una fotografía de la que borraron la bandera japonesa de la camiseta de Sohn Kee-chung. Esto enfureció aún más a las autoridades japonesas, que intervinieron el diario, encarcelando a ocho personas y suspendiendo su publicación durante nueve meses.
Portada del Donga Ilbo.
Medalla de oro ganada por Sohn.
Sello coreano dedicado a Sohn.
Como ganador de la prueba de maratón, se le ofreció también un premio especial consistente en un casco griego auténtico descubierto en Olimpia por un arqueólogo alemán. Los entrenadores japoneses impidieron a Sohn recibir este premio, y el casco fue guardado en el Museo de Berlín. En 1986, 50 años más tarde, el casco fue finalmente entregado a Sohn, que lo donó al Museo Nacional de Corea, donde se exhibe actualmente. Por su alto valor simbólico, este casco está catalogado como el Tesoro Nacional número 904 de Corea.
Casco recibido por Sohn, expuesto en Daegu 2011.
La recepción del casco no fue el único reconocimiento que Sohn recibió en sus últimos años de vida, ya que fue el abanderado de Corea del Sur en las Olimpiadas de Londres en 1948, las primeras en las que Corea participó tras su liberación del dominio japonés. Sin embargo, su momento más especial llegó en 1988, durante las Olimpiadas de Seúl, cuando tuvo el honor de ser el relevista que entró con la antorcha olímpica en el Estadio Olímpico de Seúl, donde recibió la mayor ovación de su vida. Sohn falleció el 15 de noviembre de 2002, y fue enterrado en el Cementerio Nacional de Daejeon. Tras su muerte, le fue entregada la máxima distinción (dragón azul) al mérito deportivo, y se creó en Seúl el Parque Memorial de Sohn Kee-Chung.
Sohn entrando en el estadio con la llama olímpica en Seúl 1988.
Para terminar, os dejo este precioso vídeo homenaje, en el que se incluyen imágenes de su victoria en Berlín 1936 y de su entrada triunfal en el Estadio Olímpico de Seúl en 1988, así como fotografías y un resumen de su vida en coreano.

Conociendo la historia de este atleta y el fuerte carácter simbólico de sus gestos, no es extraño que toda la ceremonia de apertura del reciente Campeonato Mundial de Atletismo deDaegu 2001 girase en torno a su figura. ¿Qué os parece la historia?

Más información en: Wikipedia y New World Encyclopedia.
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4 comentarios EN BLOGGER
  1. Me he emocionado leyendo pero principalmente viendo el vídeo, que gran historia y que gran personaje ^____^ muy interesante.

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  2. Ana,
    Me ha emocionado, genial historia. Mi marido (coreano) me había explicado varias veces este caso, pero nunca había visto las imagenes. Gracias

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  3. Un deportista a pleno,fuerte, valiente,honesto,en resumen el deportivismo hecho persona.Que hermoso que lo reconocieran en vida.

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  4. Muy linda y emocionante historia...:') Gracias!

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