lunes, 7 de octubre de 2013
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Scariff, un agujero en medio de la nada

Un pensamiento fugaz me comunicó que hace apenas unos días se cumplieron diez años de mi mudanza a Irlanda. Diez años ya, toda una década, desde aquel día en que abandoné el regazo familiar rumbo a un exilio voluntario en busca de mejores posibilidades de futuro. Permanecí allí por más de cuatro años y después, haciendo escala en Santiago durante un par de años, me fui aún más allá. Ahora vivo en Corea del Sur, que es demasiado lejos de todo lo que quisiera tener cerca, pero de alguna forma soy feliz. Este curioso aniversario me ha hecho darme cuenta de que aún no dediqué en este blog ni un post al pueblecito en el que pasé cuatro años y pico de mi vida, así que hoy vamos a ponerle remedio al olvido.

Vista aérea de Scariff
El pueblo, con la fábrica al fondo.
Vista aérea de la marina y la fábrica de Scariff
El mini-puerto, y la fábrica.

El pueblecito en cuestión se llama Scariff o Scarriff (An Scairbh en gaélico), cuenta con unos 800 habitantes, y está situado en el este del condado de Clare. Es decir, más o menos en el centro de Irlanda. Afinando un poco más, en el centro de ninguna parte, rodeado de la nada. Situado cerca del lago Derg, el río Graney separa la parte llana de la parte situada en lo alto de una pequeña colina. Ambas mitades están conectadas por un puente, al lado del cual se encuentra el mayor atractivo del pueblo: la fábrica en la cual quemaba yo mis horas. Eso de "mayor atractivo" no lo digo de broma. Cuenta la leyenda que en la gasolinera vendían postales de Scariff con tres fotos: una vista del pueblo, un pub y la fábrica. Creo que el tema va quedando claro. La ciudad más cercana es Limerick, lo cual aún no tengo claro si es una ventaja o una desventaja.

Vacas en Scariff en Irlanda
Más o menos así era el ritmo de vida en Scariff.

Cuenta la Wikipedia que hay signos de vida humana en la zona hace 4.000 años (mucho antes de que se inventara el whisky). La historia del pueblo como tal se remonta al siglo XIV, con algunos registros que lo nombran como un lugar de paso estratégico para el dominio de la zona. Bajo el dominio del clan O'Grady se construyó un pequeño castillo, alrededor del cual se concentró el pueblo. La hambruna que asoló Irlanda en el siglo XIX no pasó de largo y redujo la población considerablemente. A mediados del siglo XX abrió la fábrica y el pueblo comenzó a crecer de nuevo, hasta que la crisis la cerró y ahora no tengo ni idea de cuál es la situación, pero cierro los ojos y lo que me imagino no es nada esperanzador.

Carretera del centro de Irlanda
Ejemplo de carretera de Scariff y alrededores.

Scariff está partido en dos por la carretera que le da forma, en cuyos márgenes se amontonan las casitas. Pubs y alguna tienda a un lado, y más pubs y un par de restaurantes en el otro. ¿He dicho ya que hay varios pubs? Haciendo memoria cuento más de una docena, lo cual toca a un pub por cada 60 lugareños, y estaban siempre llenos, a cualquier hora, tanto entre semana como en fin de semana y fiestas de guardar. Si preguntas te dirán que es porque a estos pubs llegan los granjeros de las colinas, que viven aún más aislados que los urbanitas del pueblo, para echar un trago y charlar un rato. Al principio te lo crees, pero después de unos meses te das cuenta de que es una explicación a medias. Vivir en un lugar así, con un clima como el irlandés, sin mayores expectativas de ocio que contar cuántos tractores cruzan el pueblo, es un callejón sin salida hacia el pub y las pintas.

Iglesia de Scariff
La iglesia de Scariff, lugar de congregación cada domingo por la mañana.

No diré que los 800 habitantes del pueblo son alcohólicos porque eso sería faltar a la verdad, pero sí es cierto que la cantidad de situaciones absurdas (y algunas dramáticas) que me tocó vivir y presenciar superan con creces lo que se podría considerar normal. Mi colección de anécdotas no se limita a la fábrica, sino que se extiende a la vida diaria. Las iré contando poco a poco, según mi memoria me lo permita, pero me guardaré muchas por respeto al público de este blog.

Río Graney en Scariff
El río Graney, una de las vistas más bonitas del pueblo.

Los días en Scariff se hacían largos, y los fines de semana conducíamos una hora para ir a Limerick con dos objetivos menores (comer platos decentes y hacer la compra) y una misión principal (salir de Scariff). Pero tras unas horas había que regresar, y entonces la realidad presentaba dos opciones. Ir a beber a los pubs, o beber en casa. Así de triste era a veces el panorama. Así pues, a veces nos poníamos el traje de explorador y hacíamos una ruta de pubs, pero nuestro periplo era seguido por docenas de ojos escrutadores (bizcos, pero escrutadores) y en ocasiones resultaba un poco incómodo. La alternativa era ir a otro pueblo y regresar en coche haciendo eses... A veces pienso que es un milagro que no tuviéramos nunca un accidente.

Puente sobre el río Graney en Scarriff
Puente sobre el Graney que daba acceso al pueblo.

Por suerte nos las arreglamos para conseguir las llaves del pabellón chamizo de raquetball del pueblo de al lado, e íbamos cada par de días a quemar energías y frustraciones. Tremendas las partidas y los piques. Era una época en la que comía y cenaba como un campeón y no ganaba ni un gramo, por culpa de las sesiones de raquetazos. Volviendo la vista atrás, esas pachangas son uno de los mejores recuerdos que me guardo.

Pabellón de raquetball y castillo de Tuamgraney
Campo de raquetball, al lado de las ruinas del castillo de Tuamgraney.

Casi siempre teníamos el pabellón disponible porque el deporte más popular de la región es, aparte de la flexión de codo, el hurling. Los irlandeses presumen de que es el deporte más rápido del mundo, y en esto les voy a dar la razón. Es como soltar a 30 niños (15 por equipo) en un campo de fútbol, tirar una pelota de béisbol en medio y decirles que metan gol. Ah, y cada uno de los niños lleva un palo de un metro de largo, con un remache metálico en la punta. Cambia niños por adultos cabreados y ya te haces una idea.

Campo de hurling en Scariff
Campo de hurling de Scariff, sin gradas pero con ambientazo cuando había partido.

No hice muchas incursiones por los alrededores, pero una vez que fui de excursión me mostraron un altar donde alguien (pronunciar susurrando al oído) hacía a veces sacrificios satánicos. También me contaron la historia de un granjero que, para ampliar su terreno, movió una gran roca que según la leyenda era una antigua tumba, y a los pocos meses había muerto él y parte de su familia. Historias de los más normal en un lugar donde se junta la superstición popular con un consumo de alcohol per cápita que la OMS usa como escala.

Bebiendo pintas en un pub irlandés de Scariff
Momento de ocio en un pub.

Cada vez que teníamos vacaciones (3 veces al año) nos escapábamos a la casa nodriza. Eran los años en que surgía Ryan Air, que tiene muchas rutas desde el aeropuerto de Shannon. Del pueblo al aeropuerto se iba por una ruta que no llamaré carretera sino pista forestal. Hay que ver lo felices que íbamos en un sentido y las caras largas que traíamos después en el otro. Del mismo aeropuerto, por gentileza de Ryan Air, se podía viajar a muchos destinos, aunque yo tardé en aprovechar la ventaja. Apenas una escapada a Venecia y muchos viajes de ida y vuelta a Londres, a veces yendo por la mañana para regresar por la tarde. Sin duda, eran otros tiempos.

Vista de las casas de Scariff
Esto es lo que veía desde mi ventana.

Al final, y aunque suene a tópico, los años van borrando los días de soledad y mañanas de resaca. Ahora mismo, mientras escribo este post, vienen a mi mente montones de buenos recuerdos a una velocidad que no alcanzo a poner por escrito. Y por encima de todo recuerdo a mis compañeros de batallas, otros chavales que acabaron en el mismo agujero en busca de lo mismo. Algunos de ellos dejando atrás a sus parejas, y algunos gestionando la boda a distancia para casarse en un viaje vacacional y después dejarlo todo atrás otra vez para no obligar a nadie a seguirlos al pozo. Comportamientos y sacrificios de mucho mérito realizados por excelentes personas de las cuales me acuerdo mucho estos días.

Vista de los campos del centro de Irlanda
Y esto es lo que veía por el otro lado: campos y vacas.

Para terminar, una pequeña muestra de cómo pasábamos el tiempo a veces.


A esos ex-compañeros y amigos eternos va dedicado este post. Con mucho cariño, además.
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13 comentarios EN BLOGGER
  1. La verdad creo que todos en algún momento soñamos con vivir en un lugar así, un tanto alejado del mundo para despabilarte de tanta cosa. Pero pesandolo desde este punto de vista de que en verdad esta en el centro de NADA, no parece atractivo para vivir. Pero una experiencia es una experiencia y los paisajes son bellos. Saludos

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    1. La experiencia, viéndola en su conjunto, fue muy positiva. De todo se aprende, y por supuesto fue algo voluntario. Además, si no me hubiera pasado 4 años ahí no estaría ahora en Corea.

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  2. Dos cosas muy curiosas:

    1. La vida alcohólica del pueblo me recuerda a esa frase que dice "Pueblo pequeño, infierno grande".

    2. A pesar de que parece aburrido, parecía un lugar excelente para conocer la naturaleza.

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    1. Pues es curioso, pero en todo el tiempo que pasé por allá lo que menos conocí fue la naturaleza :D

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  3. Ya lo había dicho antes, sin duda tus entradas mejoran cada vez más, la narrativa que le has puesto a esta (es como si, me hubieras transportado allí).

    La foto de las vacas me recordó mi niñez, en una de las estancias de mi abuela materna, las miraba por muchas horas, luego que ella nos diera, a mis hermanos y a mi, pastelitos con limonada.

    Es la segunda vez, que me sorprende un post, la primera fue cuando comentaste algo sobre ti mismo, de tu vida en Irlanda, sobre tu profesión, el haberla dejado de lado (no se si esa seria la palabra correcta) y como llegaste a Corea, el si cambiarias mejor trabajo y sueldo, a cambio de perder horas y momentos inolvidables junto a tu familia.

    En fin, para no alargarla mas, MUCHAS GRACIAS por compartir un poco mas de tus recuerdos y vivencias, que a su vez, retrotraen las de uno mismo que parecían olvidadas.

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    1. Poco puedo decir tras tu comentario. Simplemente gracias por animarme a seguir escribiendo :)

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  4. Aunque nunca comento me encanta leerte. Gracias por compartir tus experiencias :)

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  5. Se nota la nostalgia... Pero seguro que no volvías a aquellos tiempos ahora... ;)

    Por cierto, te fuiste a trabajar como ingeniero a una fábrica en un pueblo de 800 habitantes? Cómo es eso? En qué plan? Qué me he perdido?

    Es por el hecho de que yo estoy a punto de acabar, como bien sabes, y se me presenta la gran decisión de "Qué voy a hacer con mi vida ahora?"

    Y lo que menos me apetece es meterme a trabajar en una empresa/fábrica...

    Me estoy planteando seriamente lo de ser vagabundo profesional :P

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    1. Entré en FINSA y me ofrecieron ir una temporada a una fábrica que tienen en Irlanda. Las condiciones de partida no eran muy buenas pero no me lo pensé y me lancé, y al final mereció la pena (o no, porque al venir a Corea perdí todo lo avanzado).

      Yo te recomiendo empezar en una fábrica, a ras de suelo, porque ganas experiencia mucho más rápido que en una oficina. Y además te ayuda a valorar la dimensión e importancia real de las cosas, y eso en oficina es más complicado. No es lo mismo la presión que te pueda meter un jefe que la presión de saber que la fábrica está parada, perdiendo cientos de euros por minuto, y que la responsabilidad de arrancarla es tuya.

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  6. Ramiro. ¡Qué grande el post!, ¡te faltó lo del pitch and putt!

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    1. El pitch and putt se merece un post aparte, que ya está en camino :P

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  7. Muy interesante! gracias por compartilo.

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