martes, 12 de noviembre de 2013
9 comentarios

Poesía callejera en Dublín

Poesía callejera escrita por dos vagabundos en Dublín

Muchos de mis posts surgen de manera fortuita mientras reviso fotos para otras entradas, como este que estás empezando a leer. Estaba seleccionando fotos para un post sobre Dublín cuando me encontré con la imagen que encabeza la historia de hoy. Lo curioso es que recordaba perfectamente cuándo la tomé, en una de mis últimas escapadas a la capital de Irlanda.

Iba yo caminando bajo un cielo gris, apretando los hombros en un vano intendo de protegerme del frío que la humedad hacía penetrante, un poco ofuscado por un día que no estaba disfrutando tanto como en viajes anteriores, y con los ojos recorriendo la calle en busca de una cafetería en la cual calentar mis manos, cuando me topé con esta escena.

Dos vagabundos pintando con tiza en la calle, mientras la ciudad caminaba a su lado sin prestarles más atención que la estrictamente necesaria para no tropezar con sus cuerpos agachados a ras de suelo. Y ahí me quedé yo de pie, leyendo el poema y observando la indiferencia que flotaba alrededor de dos personas concentradas en una tarea que para ellos sí era importante.

El poema es el siguiente, con mi traducción personal a la derecha.

Being homeless has made me see
that you get nothing in life for free.
Irish prices have become so high,
no matter the product you wish to buy.
So imagine having no roof over your head,
no fresh clean clothes, no food or a bed.
So please look in your hearts and see
if you could spare some change for me.
Ser un sin techo me ha hecho ver
que en la vida nada es gratis.
En Irlanda los precios han subido tanto,
sin importar el producto que se quiera comprar.
Imaginad lo que es no tener un techo,
ni ropa limpia y fresca, ni comida o una cama.
Por favor, mirad en vuestros corazones y ver
si podéis permitiros un poco de cambio para mí.

Son palabras sencillas, escritas con el único propósito de provocar que alguna conciencia dejase caer una moneda en la gorra. Pero a mí me hicieron reflexionar un buen rato sobre necesidades que damos por seguras cuando no lo son, y sobre objetos superfluos que consideramos imprescindibles cuando no son más que caprichos efímeros. También pensé sobre la gente invisible a nuestro alrededor, personas normales a quienes un bofetón de la vida coloca a veces en situaciones mucho peores de lo que podían imaginar. Bofetones inesperados de los cuales es muy difícil recuperarse y de los que nadie, ni tú ni yo tampoco, estamos a salvo.

Un techo, ropa limpia, comida y una cama. Esa es la receta de la felicidad para quien vive en la calle, apartado de la espiral consumista que nos atrapa desde que, antes aún de balbucear nuestras primeras palabras, aprendemos a encender la TV. Un lugar donde dormir, ropa que vestir y un plato para comer. Muchos de nosotros hemos tenido esas tres cosas todos los días de nuestras vidas, y por eso no las valoramos como debiéramos. Imagina no saber dónde vas a dormir hoy, o no poder comer porque no tienes dinero para pagar. Imagínalo por unos segundos...

Unas palabras escritas con tiza en el suelo pueden representar muchas cosas. Arte efimero que dura lo que el cielo irlandés tarde en soltar una nueva descarga de agua fría. Un incordio para quienes llevan prisa y no quieren torcer su camino solo por no pisar lo que otros están pintando. Fuente de inspiración para personas aburridas como yo aquel día. Y también, no lo olvidemos, una forma digna que dos personas sin techo encontraron para ganarse unas monedas con las que comer caliente esa noche.

Tras un rato ahí de pie dejé caer las monedas que pensaba usar en un café para calentarme las manos, porque ya me habían calentado el alma.
COMPARTIR ES BUENO
Si te ha gustado este post,
puedes ayudarme a mejorar
con un pequeño gesto :)
CLICK AQUÍ
COMENTARIOS DE FACEBOOK
9 comentarios EN BLOGGER
  1. Es cierto, muchas veces se pierden detalles importantes en la vida por la rutina y la costumbre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ... y porque vamos demasiado ocupados dándole vueltas a cosas mucho menos importantes de lo que nos parecen, mientras ignoramos lo verdaderamente valioso.

      Eliminar
  2. Hoy me estaba quejando de que mi celular murió, pero leer este post me hizo reflexionar que yo también he vivido situaciones en lo que lo más importante que podía tener era techo, comida y ropa - en ese orden - pero con tantas ocupaciones y problemas "mayores" se tiende a olvidar.

    A veces necesitamos una cachetada de éstas para acordarnos de aquello tan doloroso y poco amable, para valorar lo que tenemos ahora.

    Gracias por la cachetada (?) =)

    Pd: Muchas gracias y felicitaciones por el blog! Llevó como un año leyéndolo pero no tenía tiempo para escribir el comentario. Además mis dedos parecen patas de elefante en ésta carcacha que llamo celular.

    ResponderEliminar
  3. Siempre es un placer leerte, pero en ocasiones como esta o aquella en la que hablabas de aquella chica llorando en la calle para mí te superas. Precioso, me encanta esa mirada llena de sensibilidad hacia lo pequeño y ese ver más allá, que lindo que nos la compartas aún sin conocerte.

    Yo he trabajado y aún lo hago con colectivos de los que se llama en "exclusión", y a mí me han enseñado tanto tanto, a valorar lo pequeño, a vivir el presente y a agradecer cada pequeña cosa que como escribes damos por supuesta, probablemente no me haré rica, pero como bien dices se siente el alma calentita.

    Un abrazote desde Galicia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario. Tal como dices, a veces es bueno pararse un momento y pensar que somos más afortunados de lo que pensamos. Yo cada vez tengo más claro que el objetivo de la vida no es acumular cosas, y que el dinero no es más que un instrumento para liberarnos de ciertas preocupaciones y dejarnos libres para disfrutar de lo que de verdad importa, que ni de lejos depende del vil metal.

      Eliminar
  4. Felipe, de todos los post que has subido este sea quizás el más importante y sin quererlo aleccionador. Gracias, muchas bendiciones para ti y tu familia.

    ResponderEliminar
  5. Hasta que no pasamos por situaciones difíciles, comprendemos a los demás. Siempre he dado gracias a Dios por mi trabajo, el techo y alimento que tenemos pero también, siempre he procurado y enseñado a mi hija, el ayudar a los más necesitados, nunca sabemos si algún día estemos en esa situación pero además de todo, aunque se ayude poco o con una simple sonrisa, haces sentir bien a la gente necesitada. Como siempre, gracias por compartirnos tus experiencias-

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy de acuerdo. La vida da muchas vueltas y lo que hoy nos parece impensable puede ser la realidad de mañana. Nunca hay que dar nada por seguro...

      Eliminar