martes, 11 de marzo de 2014
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Recuerdos hoteleros de Londres

Esta foto borrosa que abre el post es todo lo que conservo de los variados hoteles en que me hospedé en mis viajes a Londres. Eran otros tiempos, este blog aún no existía, y no me dedicaba a tomar fotos a diestro y siniestro pensando en futuros posts. Pero donde no llega una imagen llegan 1.000 palabras, que se me quedarían cortas si contase todo lo vivido en los hoteles londinenses. Voy a hacer un pequeño esfuerzo memorístico para dejar por escrito algunos recuerdos de mis viajes a una de mis ciudades predilectas, por no decir que es mi favorita.

Apartamentos para viajeros Endsleigh Court en Londres

PRIMERO. En mi primer viaje a Londres me hospedé en un edificio de apartamentos en Bloomsbury, bastante cerca del centro en la zona WC1. En la web anunciaba habitaciones con camas twin (dos camas individuales separadas), pero en la realidad estaban encajonadas entre dos columnas con apenas 10 cm de separación entre colchones. Aparte de esta sorpresa y el precio de 500 euros por una semana, que no es mucho al hacer la división entre 7 días, la habitación estaba muy bien. El edificio se llamaba Endsleigh Court, y puedes ver la fachada en la foto movida que adorna afea el post. Contaba con una pequeña cocina y una mesa en la que sentarse a tomar el té con vistas a la calle. Todo esto no lo aproveché demasiado porque me pasé casi todo el tiempo pateando la ciudad, aparte de aprovechar el coche alquilado para hacer excursiones a Stonehenge, Canterbury y Windsor.

SEGUNDO. En mi segundo viaje pasé varios días en un pequeño hotel llamado Mabledon Court, otra vez en WC1. Era un viejo edificio con habitaciones pequeñas dotadas de un servicio minúsculo y una cama infame. La tarifa de 100 euros por noche es lo más bajo que se puede encontrar en la zona, pero excesiva teniendo en cuenta las condiciones. Mi gran recuerdo de este hotel es que estaba regentado solo por indios, lo cual en aquel momento me llamó la atención. La anécdota de esos días fue cuando recibí la llave de la habitación y aquello parecía la llave para abrir las puertas medievales de la ciudad, y además tenía un gran colgante plástico enganchado. En la habitación le quité el colgante y me metí la llave en el bolsillo para salir a la calle. En cuanto rocé la empuñadura de la puerta de salida el recepcionista empezó a gritarme algo sobre la llave, y yo le dije que aún no había hecho el checkout, que aún me quedaban tres días por delante, pero él siguió gritándome. Me di cuenta de que algo iba mal cuando vi a su espalda un pequeño casillero con las llaves de todas la habitaciones, y ahí comprendí que en muchos hoteles de Londres la llave se deja en recepción. En este viaje también pasé mucho tiempo en la calle y poco la habitación, pero en este caso por la simple razón de que la habitación era una jaula para ardillas.

TERCERO. En mi tercer viaje me alojé una sola noche y estuve en un hotel bastante mejor, el Danubius de Regents Park en NW8. Este era un hotel moderno, extremadamente limpio, y con un personal muy servicial. Estaba un poco más lejos del centro pero en una calle muy tranquila. El precio fueron 130 euros por habitación doble, que tampoco es excesivo. Esto sirve para demostrar una regla de oro en el mundo de los hoteles: un cuchitril en el centro cuesta más que una buena habitación fuera del centro. Lo que pasa es que en ciudades tan grandes como Londres esta diferencia es gradual. Es inviable irse a las afueras porque están lejísimos del centro, por muy buenos que sean los transportes públicos. Pero tampoco merece la pena estar en el centro porque no hay un único centro, sino varias áreas de interés. Así, lo mejor es alejarse un poco de las zonas más concurridas, buscar un hotel cerca de una parada de metro, y conseguir una habitación más grande y mejor por menos dinero.

CUARTO. En mi cuarto viaje regresé al Mabledon Court, el hotel de los indios, pero esta vez conociendo ya de antemano el truco de la llave. Mi intención era probar un hotel diferente, pero como era Navidad y reservé con poca antelación no me quedó más remedio que repetir. La habitación era igual de pequeña y diría que menos limpia que unos meses antes. En cuanto al tema hostelero, este fue el peor viaje, pero todo lo demás fue estupendo. Pasar el fin de año en una ciudad como Londres es una experiencia altamente recomendable, sobre todo si es el punto y final a unas Navidades cruzando Europa.

QUINTO. El quinto viaje a Londres, ya estando casado, fue una escapada necesaria por temas burocráticos, para que Miyoung arreglase unos flecos pendientes. Nos alojamos en el Thistle Euston, también en NW1, un hotel moderno y elegante. La habitación doble costó otra vez 130 euros por noche, y este es un hotel del que apenas recuerdo nada. Señal de que todo estaba limpio y no hubo ningún problema.

SEXTO. Mi sexto viaje a Londres, y último por el momento, fue una escala de un par de días cuando nos vinimos a vivir a Corea. En esta ocasión decidimos alojarnos cerca del aeropuerto de Heathrow y usar el transporte público para ir a pasar el día a la ciudad. Nos alojamos en un hotel Ibis que estaba bastante bien y costó apenas 50 euros por noche. La habitación no era grande, pero estaba todo muy limpio y el personal era muy atento, mucho más agradable que en el centro. Alrededor del hotel había algunas zonas verdes para pasear, pero mayormente era un pueblecito sin nada destacable.

En definitiva, lo único que puedo decir es que en Londres los hoteles son bastante caros y muchos de ellos son edificios viejos con habitaciones pequeñas. En las áreas más concurridas hay hostales bastante baratos para mochileros, pero con las incomodidades típicas de estos establecimientos. Los hoteles algo más decentes, con el nivel que en España consideramos 3 estrellas, están algo más alejados y son caros. Escoger el equilibrio entre ubicación, comodidad y coste es una labor delicada que depende de las características de cada persona, pero debes saber que de las tras condiciones solo se pueden cumplir dos. Un hotel bien situado y cómodo se dispara en el precio. Un hotel bien situado de precio asequible será viejo e incómodo. Y un hotel barato y cómodo estará tan lejos del centro que quizá salga más cuenta visitar Escocia y no Londres.

También dormí alguna vez cerca del aeropuerto de Standsted por motivos laborales, pero eso no cuenta porque no es Londres realmente. Además, no sé por qué motivo, los "hoteles de aeropuerto" nunca me provocan ninguna sensación, ni buena ni mala.

Aparte de estas experiencias hoteleras hice muchos viajes relámpago a Londres en los que llegaba por la mañana, pasaba el día en la ciudad y de madrugada me iba al aeropuerto a esperar al primer avión del día siguiente. Pero eso, amigos, es otra historia ;)
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