martes, 8 de noviembre de 2016
6 comentarios

Una paliza brutal pero impune

El pasado fin de semana salimos a pasear por los alrededores del palacio Deoksugung y la Plaza de Seúl, sin acercarnos a Gwanghwamun para evitar las manifestaciones en contra de la presidenta Park Geun-hye por el gran escándalo que protagoniza la actualidad del país. La zona estaba preciosa y había un ambiente estupendo, pero me quedó un regusto amargo por algo que relataré en este post.

En la Plaza de Seúl, enfrente del Ayuntamiento, se celebraba el Festival del Kimchi. Como cada año en estas fechas, el fin de semana se dedicó a elaborar kimchi para los necesitados. Me esperaba ver más coles y más gente preparando kimchi, pero las actividades complementarias eran muy entretenidas. Desde competiciones de transporte de coles a una representación teatral de la receta del kimchi con confeti y gases de colores, pasando por una zona de juegos infantiles, había muchas actividades para que nadie se aburriese.

Fue precisamente en la zona de juegos infantiles donde vi algo que no esperaba. Allí, en medio de una multitud de niños y padres, una mujer de 40-45 años comenzó a dar golpes a su hija de 8-10 años. Lo que empezó como empujones y bolsazos en la cabeza pasó a sopapos con la mano abierta y puntapiés en las piernas. Yo veía todo esto desde unos treinta metros, con mucha gente en medio mirando la paliza de reojo. Cuando pensé en acercarme para al menos separar a la víctima de su madre, acudió un grupo de unos seis o siete jóvenes de 20 o 22 años, probablemente estudiantes universitarios.

Los chicos apartaron a la niña y preguntaron a la madre por qué le pegaba de esa forma. Esta respondió diciendo que no se metieran en asuntos ajenos, ante lo cual uno de los muchachos sacó el móvil y dijo que llamaría a la Policía. Entonces apareció la madre de la mujer, abuela de la niña, recriminando a los chicos por su intervención y diciéndoles que no debían entrometerse en riñas familiares. En un visto y no visto se montó una gran discusión a gritos.

El chico del móvil ya estaba hablando con la Policía, por lo que las mujeres agarraron a la niña y se metieron en la biblioteca (el antiguo ayuntamiento), sin que nadie pudiera evitar su huida. A los veinte minutos llegó un policía que, tras escuchar la explicación de los chicos, entró en la biblioteca. Demasiado tarde, las mujeres ya no estaban porque probablemente salieron por la puerta del otro lado. Y, hasta donde yo sé, el asunto quedó así.

Niños jugando durante el Festival del Kimchi de Seúl
Gente pasándoselo bien en el Festival del Kimchi.

De todo esto me llaman la atención varias cosas. La primera es que en un festival con cientos, si no miles, de asistentes no hubiera unos cuantos policías vigilando el evento y preparados para actuar en caso de ser necesario. Llevan meses advirtiendo de que Corea del Norte está preparando ataques terroristas en el Sur, pero se ve que no es más que propaganda. La manifestación que se estaba preparando en Gwanghwamun no sirve de excusa; seguro que algunos agentes de los miles de policías desplazados podían estar en el festival sin problemas.

El otro punto a destacar es, por supuesto, la niña. Lo que me sorprendió es que recibía los golpes sin llorar, casi sin pestañear siquiera, y eso indica que las palizas no son infrecuentes. Y es que si le daban así en público, qué no le harán en privado. Ni la abuela la ayudaba, cuando las abuelas son siempre las grandes mimadoras de sus nietos. Lo recuerdo y me da rabia pensar que la mujer se escapó y nadie moverá un dedo para localizarla.

En los foros de inmigrantes he leído bastantes historias de vecinos coreanos que maltrataban a hijos o esposas, y alguna historia me han contado de primera mano también. No creo que los maltratos sean un problema mucho mayor que en otros lugares, pero sí pienso que la sociedad aún no los ve como un problema tan grave como son realmente. Hasta hace bien poco, y quizá aún hoy en día, si una mujer acudía a comisaría a denunciar una paliza de su marido, lo primero que hacían los agentes era llamar al marido para que acudiese a hablar con su esposa y solucionar la discusión. En el caso de los niños, el año pasado hubo un escándalo por una serie de casos de maltratos en guarderías, pero las palizas en casa siguen siendo uno de esos temas de los que nadie habla.

Me chocó ver a la mujer golpeando a la hija ante la indiferencia de decenas de personas, y en los últimos días le ha dado unas cuantas vueltas en la cabeza a la situación. Quizá debí haber actuado antes yo también, pero cuando estás en un país extranjero y tu visado pende de un hilo las cosas no son tan sencillas.

El único punto positivo fue ese grupo de chavales que decidió intervenir. Quizá sí hay futuro.
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6 comentarios EN BLOGGER
  1. Lo que dices es muy cierto, aqui en Corea del Sur, la gente no se anima a intervenir ni hacer nada al respecto. He visto varios casos parecidos, y me da mucha rabia. Al parecer una futura generación podría cambiar esta sociedad coreana (me incluyo y la generación de mis hijos)

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    1. Esto que dices es una queja muy común entre los inmigrantes occidentales. Parece ser que intervenir en riñas ajenas puede causar problemas si se recibe un golpe y se responde con otro. Por este temor a consecuencias negativas, y un poco también por pasotismo, la gente no suele intervenir en disputas o peleas.

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  2. Por lo visto, la realidad supera la ficción... recuerdo el primer episodio de un dorama coreano ''I miss you'' donde un padre casi mata a patadas a su propia hija, a tal punto que la deja inconsciente. Al verlo, me preguntaba si eso realmente sucedía en la sociedad coreana. Y por tu post parece que si, lo cual hace que me entristezca aun mas... sabiendo que era una niña, la de tu relato.

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    1. Es uno de esos problemas que tardarán en solventarse, entre otras cosas porque no se asume que existe.

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  3. Que triste lo de la niña que golpearon!!! luego también con el tiempo se vuelven madres golpeadoras o mujeres maltratadas por sus maridos..en todos lados se cuecen habas, en México también tenemos niños golpeados pero por lo que leí quizás no aguantamos tanto y sí se interviene más rápido; yo soy maestra de primaria y tenemos prohibidísimo ponerles un dedo encima a los niños pero además si vemos a un alumno golpeado o sabemos que en su familia le pegan tenemos que reportarlo para que el DIF (el sistema de desarrollo integral de la familia) haga algo por ese niño, de no hacerlo caemos en omisión y complicidad que puede costarnos hasta el empleo o cárcel; creo que está bien la protección pero en la Secretaría de educación de México a veces exageran mientras que en otros lares parece que ni su existencia reconocen...lo bueno fueron los chicos que defendieron a la niña, parece que las nuevas generaciones ya piensan diferente, a Dios gracias..

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    1. En Corea del Sur los profesores también tiene la obligación de comunicar posibles casos de maltrato infantil, pero por otra parte la omisión de socorro no está especificada como delito. De todas formas la situación en las aulas parece mucho mejor que antes, cuando los castigos corporales estaban a la orden del día.

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