domingo, 27 de julio de 2025
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Gran viaje a Malasia y Singapur

Skyline nocturno de Singapur

Llevaba varios años sin vivir el inverno coreano, que es frío incluso en Daegu. Para hacer el triple combo de aliviar la sensación de frío, aprovechar las vacaciones escolares y celebrar que todos estamos bien, hicimos un viaje a Malasia y Singapur. El próximo año Sonia empezará el bachillerato, que en Corea son tres años de estudio intensivo, y además los suegros van teniendo ya una edad, por lo que este probablemente será el último gran viaje familiar en una buena temporada.

Café de comadreja

Salimos del aeropuerto de Busan e hicimos escala en Vietnam, donde nos sacamos los abrigos y ropa de invierno para meter todo en un par de maletas de mano que llevábamos vacías para esto. Es lo que pasa cuando sales a 10 bajo cero con destino a un lugar donde la temperatura en inverno es de 25 grados. Del aeropuerto de Ho Chi Minh poco puedo decir, solo que lo vi más pequeño de lo que esperaba y me sorprendió que todos los precios estaban directamente en dólares americanos.

Mezquita Tuanku Mizan Zainal Abidin

En Malasia nos quedamos en Kuala Lumpur, desde donde hicimos varias excursiones. El primer día fuimos a Putrajaya para ver la famosa Mezquita Rosa y la menos turística Mezquita Tuanku Mizan Zainal Abidin. En esta última, un simpático anciano indio que hablaba español, por haber trabajado unos años en Canarias, nos explicó la historia de la mezquita entre intentos poco disimulados de conversión al islam.

Mazquita Rosa de Putrajaya

El segundo día lo pasamos en Gombak para ver las Cuevas Batu y sus templos hindúes. Entre medias, en la capital visitamos las Torres Petronas, icono del progreso del país, dimos un paseo por la zona colonial británica y la plaza Merdeka, y cenamos en la calle Jalan Alor.

Cuevas Batu

De Kuala Lumpur me llamó la atención la aparente concordia entre las diferente etnias y religiones. Por orden decreciente de población: un 45 % de malayos, todos musulmanes por ley; un 40 % de chinos, mayormente budistas; un 11 % de indios, hindúes principalmente; y una minoría de occidentales cristianos o ateos. Donde sí hay contrastes evidentes es entre las zonas ricas del centro y los barrios periféricos, pobres y en algunos casos miserables.

Figuritas hinduista

En general la ciudad es agradable y cuenta con una red de metro muy destacable por su limpieza y eficiencia. La comida tiene una buena relación entre calidad, precio y salubridad. En ningún momento tuvimos sensación de inseguridad, aunque esto no sé hasta qué punto es real o fruto de nuestra ignorancia.

Torres Petronas iluminadas de blanco
Torres Patronas iluminadas de colores

Para ir a Singapur usamos un "autobús aéreo", denominado así porque no tiene escalas y ofrece algunos servicios a bordo propios de un avión, como comida y pantallas de entretenimiento. Al cruzar la frontera hicimos una parada técnica para control de inmigración que fue sorprendentemente rápida y carente de contacto humano, con todo el proceso perfectamente digitalizado.

Edificio residencial The Interlace

Aquí empezamos a notar algunas de las características que convirtieron un puerto de pescadores en una de la principales urbes mundiales: eficiencia, seguridad y orden, con una nada disimulada sensación de tolerancia cero ante la mínima ilegalidad. Esto en realidad no es tan estricto, ya que en todas partes hay gente que cruza la calle por donde no debe, pero en general sí que hay un gran respeto por el orden y la ley. Si no fuera así, no solo no se habría alcanzado el superlativo nivel de desarrollo y riqueza que se ve en toda la ciudad, sino que sería imposible la simple convivencia entre las múltiples etnias que la pueblan.

Monje fotografiando la bahía de Singapur

La etnia predominante en Singapur es la china han con un 74 %, seguida de un 14 % de malayos, un 9 % de indios y un 3 % de occidentales. La gran diferencia con Kuala Lumpur no es esta distribución, sino el hecho de que el país es laico y carece de una religión oficial. La distribución es de un 33 % de budistas, un 14 % de musulmanes, un 13 % de cristianos, un 9 % de taoístas, un 6 % de católicos, un 5 % de hindúes y sobre todo un 20 % sin religión. En países como estos es importante conocer la distribución étnica porque explica mucho sobre la organización y carácter del lugar.

Entrada al Parque Universal Studios de Singapur

En Singapur pasamos el primer día en el parque de Universal Studios, donde disfrutamos de las atracciones casi sin tener que hacer cola porque no había mucha gente. El segundo día visitamos el zoológico de Mandai, heredero del zoológico que anteriormente estaba en otra zona y donde hace tres décadas mis suegros, esposa y cuñado tomaron una foto familiar que ha adornado sus sucesivos salones. Me gustó este lugar porque no es un zoológico al uso, sino más bien un recorrido por zonas donde diferentes especies habitan espacios que imitan su hábitat natural, de forma que algunos animales ni siquiera pudimos verlos porque tenían un día de timidez. Me gustó especialmente el River Wonders, y es que sigo teniendo un pequeño acuariófilo dentro.

Show con capibara

Los dos primeros días tuvimos un tiempo fantástico, pero después empezó a llover y ya no volvimos a tener un día de sol hasta que nos fuimos. No por nada enero es precisamente el mes más lluvioso en Singapur. Así, el tercer día lo aprovechamos para descansar e ir de tiendas en Orchard Road. El cuarto día, con energías renovadas y bien armados con paraguas, fuimos al barrio árabe para comer en un restaurante libanés regentado por un australiano y su esposa coreana (en serio) y ver la Mezquita del Sultán. Desde ahí hicimos un recorrido por varios templos hinduistas y budistas, para terminar en un enorme complejo comercial al estilo de los Don Quixote japoneses, pero de varias plantas y todavía más laberíntico y claustrofóbico.

Mezquita del Sultán en Singapur

El día siguiente lo dedicamos a los Gardens by the Bay, donde vimos una exposición floral del mundo Pixar, el mastodóntico Cloud Forest y los curiosos supertrees. Después intentamos cruzar el Helix Bridge para ver el Merlion, pero el mal tiempo nos hizo desistir y regresar al hotel.

Interior del Cloud Forest en Singapur

Un lugar común por el que pasamos varios días es el Marina Bay Sands, ese icónico edificio de tres torres unidas en su parte superior por una plataforma con forma de barco. Estas torres albergan un hotel de gran lujo y en su parte inferior un centro comercial repleto de tiendas también de lujo.

Hotel Marina Bay Sands

Desde este lugar iniciamos un recorrido en barco por la bahía de Singapur, que duró poco más de media hora pero fue en ese momento mágico en el que el día deja paso a la noche. Al igual que hace más de una década cuando subí a la Torre Eiffel, el paseo empezó de día y terminó de noche, de forma que pudimos disfrutar del skyline de Singapur en ambos momentos.

Skyline de la bahía de Singapur

El sexto y último día en Singapur visitamos el Templo de la Reliquia del Diente de Buda, en el barrio chino, un templo que parece un parque temático con varias atracciones: una sala con diez mil estatuillas de Buda, un museo sobre la historia del budismo, una estupa de oro con un diente de Buda, y varias plantas más con diferentes reclamos. Muy cerca de allí, visitamos el Cityscape, una gran maqueta de la ciudad con información sobre sus planes a largo y muy largo plazo para el desarrollo urbanístico de la ciudad. Porque otra de las claves que llevaron a Singapur a donde está hoy es la visión a largo plazo, mucho más allá de los períodos electorales de cuatro años que tanto limitan las democracias occidentales.

Interior del Templo de la Reliquia del Diente de Buda

En el último momento, con un ojo en el reloj para no arriesgarnos a perder el vuelo de vuelta, pudimos al fin visitar el Merlion, la estatua con cuerpo de pez y cabeza de león que simboliza la ciudad. La parte de pez simboliza el origen como puerto de pescadores, antiguamente llamado Temasek, mientras que la cabeza de león (singapura significa "ciudad del león") simboliza su identidad moderna y su fortaleza.

Merlion

Ya en el aeropuerto me quedé con la boca abierto una vez más al visitar el centro comercial anexo Jewel Changi y su alucinante cascada interior, que cae desde la enorme cúpula de vidrio hasta los niveles inferiores de aparcamiento, por no hablar del jardín tropical interior construido a su alrededor. No hay mejor prueba que esa de que Singapur es una ciudad próspera donde no faltan ideas ni dinero para llevarlas a cabo.

Centro comercial Jewel Changi

Y así terminó el viaje. Finalizo este post con un vídeo recopilatorio de todos los minivídeos grabados durante estas bonitas vacaciones.


La vida es una colección de recuerdos, y en este viaje pudimos generar un buen número de ellos.

Vista de Gardens by the Bay

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