jueves, 2 de agosto de 2001
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UO Capítulo 2: Del lento aprendizaje.

Al fin logré llegar a ese sitio que me llamaba a gritos, que sólo lo más profundo de mi conciencia sentía; ese lugar resultó ser un pequeño pueblo llamado Yew, situado en medio de densos bosques, rodeado de enormes árboles, y poblado por multitud de pacíficos animales. Nada más llegar supe cual era mi cometido: aprender más acerca del noble arte de la fabricación de arcos y ballestas. Así pues llegué a un acuerdo con un comerciante del pueblo, que me compraría todos los virotes que pudiese fabricar. Pronto empecé a talar árboles, llenando mi mochila todo lo que mis fuerzas me permitían. Cazaba mientras tanto pájaros de diversas especies, de los que extraía plumas que luego usaba para fabricar los virotes. Como mi objetivo principal era aprender y aumentar mi habilidad, sin dar importancia de momento al dinero ganado, los fabricaba de uno en uno.

Capeando el temporal.
Notaba como mi fuerza y destreza aumentaban, podía cargar cada vez con más peso, y moverme más rápido. Decidí que la lucha a puños no era para elfos como yo, y escogí mi fiel daga para matar y destripar a las pobres aves, que huían ante mí, pues las mataba a docenas. Teñí de verde mis atuendos, ya que deseaba pasar inadvertido entre los árboles, para que mis plumadas víctimas no tuviesen tiempo de escapar.

Al cabo de dos días de duro trabajo sentí una sensación hasta entonces desconocida: hambre. En verdad había nacido saciado, y fue una sorpresa notar como el estómago se me encogía por momentos. No me quedó más remedio que buscar en el pueblo a alguien que me pudiese proporcionar comida, dado que mi habilidad cocinando los cuerpos de los pájaros y gallinas que cazaba dejaba mucho que desear, pues quemaba la mayor parte y aún aquellos que mejor me salían tenían un sabor en verdad horrible. Así es como empecé a alimentarme casi en exclusiva de miel, alternada con algún cochinillo a la brasa que me dejaba a reventar durante varias jornadas.

Machacando ogros y ettins.
Largos eran los días cortando árboles y haciendo virotes, pero mi experiencia avanzaba, y poco a poco fui capaz de fabricar nuevos modelos de arcos y ballestas, a cada cual más mortífero. También en la lucha hacía progresos, enfrentándome ya con águilas, que hasta entonces me parecían un enemigo algo por encima de mis posibilidades. Cansado también de caminar, domé un caballo, lo cual me costó muchos intentos.

Una tarde tuve mi primera visión de un ser superior en todos los sentidos, una especie de dios o arcano hacedor diría yo, colocando extrañas baldosas de colores en el centro del pueblo. Su montura e incluso él mismo resplandecían con extraños colores que no había visto antes, y su arma parecía capaz de provocar terremotos y catástrofes aún mayores. Desapareció repentinamente, envuelto en llamas. Asombrado me acerqué a las extrañas baldosas y aparecí de pronto en una cueva, rodeado de fuertes guerreros que se adentraban en ella para matar monstruos de diverso pelaje. Tentado por la curiosidad fui tras ellos, aunque pronto perdí su rastro y, tras destrozar varios esqueletos, un espectro acabó conmigo y con mi caballo. Resucité al tocar un ankh situado en mitad de la caverna, y volví raudo a mi morada entre los árboles, sabiéndome aún demasiado débil para enfrentar tales criaturas.

Continué practicando la artesanía de los arqueros, hasta que un día noté que nada más podría aprender, y me sentí capacitado para firmar mis mejores obras, aquellas que con mejor calidad me salían y mayor durabilidad garantizaban. Conocía ya entonces que otra de las baldosas conducía a una zona en la que se reunían gentes como yo para intercambiar o vender preciados objetos, sobre todo armas. Allí fui varias veces, y vendí algunos arcos y ballestas pesadas excepcionales, las mejores que un arquero puede ofrecer, con mi firma impresa, lo que me llenaba de orgullo. Recordé entonces una vieja leyenda que hablaba de unos arcos aún mejores, que lograban igualar y aún superar a las más extraordinarias armas mágicas, llamados en tiempos remotos “Elven Bow”.


Después... UO Capítulo 3: Acerca de la magia.
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