lunes, 4 de mayo de 2020
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Confinamiento por coronavirus: Semana 7 - Miedo a salir de casa

Hola. Me llamo Felipe y tengo miedo a salir de casa.

Coro de personas sentadas en círculo: Bienvenido, Felipe.

Gatito de dos semanas
Esto es un gatito de dos semanas de una camada que tenemos en casa. Nada que ver con el post.

Tras siete semanas de confinamiento, el Gobierno empieza a abrir la mano. Mi encierro obligatorio está siendo casi completo; en este tiempo apenas he salido media docena de veces para hacer la compra en el supermercado. Yo trabajo desde casa. Las niñas no van a la escuela. Y Miyoung hizo alguna salida a la panadería en los primeros días, pero lleva más de un mes sin salir para nada.

Se diría que debemos estar ansiosos por pisar la calle otra vez, por cruzar el umbral del hogar y dar un paseo por los alrededores, por dar una vuelta con una radio mayor a diez metros.

Pues no, aunque en teoría podíamos haber salido tanto ayer como hoy, especialmente hoy que hubo un día espléndido, lo cierto es que no hemos salido. El motivo no es miedo al coronavirus, ni mucho menos vagancia o dejadez. La razón es la confusión sobre las condiciones para las salidas y el consecuente miedo a una multa.

En el último par de semanas se han ido anunciando planes de desconfinamiento hacia la nueva normalidad, dos palabras que en muy poco tiempo pasaron de ser desconocidas a formar parte de nuestro vocabulario habitual. Algo parecido a lo sucedido hace diez años con el déficit y la prima de riesgo.

La cuestión es que se han anunciado tantas cosas, muchas veces contradictorias entre sí, que es difícil mantenerse al día con las normas y las fases de desescalada (otro palabra de fama reciente). Ante la duda y el temor a una sanción de 600 euros hacia arriba, lo mejor es quedarse quietecitos y dejar pasar un par de semanas a ver cómo evoluciona todo esto.

Después, cuando todo esté un poco más claro y se haya levantado el Estado de Alarma, ya habrá tiempo de salir a pasear y hacer deporte. Los encuentros sociales también quedan para más adelante. Incluso laboralmente veo improbable un regreso a la oficina durante este mes de mayo.

Eso sí, cuando alcancemos ese momento de certidumbre y se permitan los desplazamientos, poco tiempo tendremos para pasear y socializar porque las nenas y su madre van a marcharse a Corea tan rápido como puedan. Será el habitual viaje vacacional de cada verano, este año con partida adelantada, pero la novedad es que, por primera vez desde nuestro regreso a España hace casi tres años, no veo el regreso seguro.

Imaginemos que en agosto seguimos con restricciones y no está claro que el curso escolar vaya a comenzar con normalidad, ¿qué sentido tiene entonces que regresen, cuando en Corea no existe ese problema y, en el peor de los casos, la enseñanza online funciona infinitamente mejor que en España? Y eso por no entrar en el futuro desolador que veo en España para el próximo par de años, porque la crisis que se nos viene encima ni nos la cuentan ni nos la imaginamos.

Si el turismo representa el 15 % del PIB de España y este año está prácticamente perdido. Si la automoción representa otro 10 % y este año suerte habrá si se venden la mitad de coches que el año pasado. Si las fábricas que no son de alimentación o farmacéuticas están en su mayoría paradas y algunas ya nunca reabrirán. ¿Qué nos queda? ¿La administración pública y las drogas y prostitución que incluyeron recientemente en el cálculo para diluir un poco la deuda?

Hago cuentas por encima y me sale una caída del PIB del 20 %, y eso es una quinta parte de la actividad productiva del país. Extrapolas un poco y empiezas a imaginar una tasa de desempleo del 30 o 40 %, un déficit público del 10 o 15 %, una subida de impuestos brutal, la intervención de los hombres de negro, un gran recorte en las pensiones, los funcionarios sin pagas extra por varios años, revueltas en las calles... Espero leer esto a final de año y sonreír por lo muy exagerado que estoy siendo, pero de verdad que ahora mismo no descarto nada.

Nada más por hoy. Nosotros por suerte seguimos bien. De hecho, creo que somos unos privilegiados por la forma en que estamos pasando de puntillas sobre todo esto. Ojalá vaya todo a mejor rápidamente y el post del próximo domingo veamos todo con mucho más optimismo.

Un abrazo y cuidaos.
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