miércoles, 23 de septiembre de 2020
3 comentarios

El minimalismo como forma de vida

Barcas en playa con marea baja
Estoy en una fase de desapego por los bienes materiales. Dicho así parece que me estoy preparando para vivir en un monasterio o algo así, pero nada más lejos de la realidad. Tampoco abrazo la idea del capitalismo como centro de todo lo malo o la vuelta a la caverna como única forma de salvar la naturaleza. Tampoco van por ahí los tiros. Simplemente, cada vez le encuentro menos sentido a la acumulación de cosas. 

Viendo alrededor, a veces da la impresión de que el sentido de la vida es comprar objetos. Ya sea como marcador social (coche grande, bolso de marca) o porque pulsar el botón de comprar libera endorfinas, parece que vivimos en una carrera de compras que no lleva a ninguna parte. Cuanto más ganas, más gastas. Los gastos se liberan como un gas ideal, expandiéndose hasta ocupar todos los ingresos. De la misma forma, los objetos ser expanden hasta ocupar todas las estanterías.

Ante esto, por una parte estoy reduciendo mis compras a lo mínimo imprescindible y por otro lado estoy poniendo en venta bastantes cosas que tenía por casa acumulando polvo. Desde la colección de CDs de música a los libros no imprescindibles, tengo una larga lista de items en venta en Wallapop.

La revolución digital es una fiel aliada en este propósito. Los discos de música y los DVDs con películas han dejado de tener sentido con las aplicaciones de streaming disponibles hoy en día. De igual forma, aunque leer un libro de papel es una experiencia más placentera que leer en un Kindle o en el móvil, esta nueva forma de lectura tiene grandes ventajas. Incluso los videojuegos online amenazan con desplazar a los juegos de mesa.

Esta reducción se puede aplicar a muchos más ámbitos que el ocio. Un móvil puede sustituir a la cámara DSLR, el reloj GPS, el reproductos MP3 y la consola de videojuegos. No necesitamos 25 camisetas con diseños diferentes, ni cuatro pares de zapatillas deportivas, ni cinco corbatas para ocasiones especiales, ni un sombrero de paja por si un día vamos al campo. Tampoco es necesario tener en la cocina siete clases de pasta ni un especiero con doce botes diferentes. Hay casas con tantos televisores como cuartos, y niños con tantos juguetes que no tienen dónde sentarse. Tres geles de ducha, cinco cremitas y cuatro perfumes con olores diferentes según la ocasión. ¿Es necesario todo esto? Es más, ¿es útil?

Lo que propongo no es prescindir completamente de libros, discos y juegos, sino evitar la acumulación. Es decir, elije lo que de verdad te hace feliz y céntrate en esto. Si eres un amante del vinilo, alimenta tu colección sin remordimientos, pero no llenes la casa también de libros y cacharrería electrónica. Si eres muy fan de Tolkien, no te sientas mal por disfrutar de El Señor de los Anillos en tapa dura. Si te gusta cocinar, ten todas las especias exóticas que quieras. La idea no es eliminar toda posesión material, sino reducir la cantidad de objetos y, sobre todo, evitar la acumulación.

Como ventajas del minimalismo, voy a citar algunas de las que me parecen más importantes:
  • La primera es evidente: si compramos menos, gastamos menos. La reducción al mínimo de gastos superfluos es uno de los puntos más importantes.
  • Sin embargo, la principal ventaja es la liberación mental. Los objetos no solo ocupan espacio físico, sino que también ocupan una pequeña parte de nuestros pensamientos. Puede parecer una tontería, pero tener menos cosas también es quitarse preocupaciones de encima. Un ejemplo: si tienes solo un abrigo de invierno, no necesitas pensar si ponerte el de lluvia o el de frío seco, o si es mejor el elegante o el de colores brillantes, ni necesitas mover ropa entre armario y desván con los cambios de estación. Otro ejemplo: Tienes un puzle enmarcado y colgado en la pared; cuando te visita un amigo piensas en quitarlo porque es demasiado formal, cuando te visita un familiar piensas en esconderlo porque es un poco provocativo, y además hay que limpiarle el polvo de vez en cuando.
  • Por último, una vivienda vacía es más agradable a la vista, parece más grande, es más luminosa e incluso resulta más fácil de limpiar.

Últimamente está de moda Marie Kondo y su filosofía de tirar a la basura los objetos que te han hecho feliz en el pasado (después de darles las gracias). Quizá su objetivo sea más decorativo que funcional, pero me parece muy positivo que su concepto se haya extendido.

Personalmente, me identifico más con una idea que he leído en algunos libros de inversión y finanzas personales: Elimina compras superfluas pero reserva un porcentaje de tus ingresos para gastar en tu pasión, y ese dinero gástalo siempre. Es decir, en vez de comprar cada mes diez tonterías de diez euros, compra una tontería de mil euros cada diez meses, porque esto te dará más felicidad y menos preocupaciones.

La reducción de objetos también guarda relación con la movilidad. Cada vez la gente se mueve más y con más frecuencia. Antes era común nacer, vivir y morir en la misma localidad, con apenas un traslado de la vivienda paterna a la vivienda propia. En el nuevo paradigma laboral y social en el que estamos, ya no es infrecuente cambiar de vivienda, de ciudad e incluso de país varias veces. Tras haber trasladado mi vida entre países cuatro veces ya, quiero tener pocas cosas para poder mudarme con más facilidad cuando lo haga de nuevo.

Esto trae la última reflexión: la vivienda. La gran "cosa" que mucha gente posee, la gran compra de toda una vida, es la vivienda. En España son muy populares algunos mantras como "pagar un alquiler es tirar el dinero" o "si tienes piso en propiedad, por muy mal que te vaya siempre tendrás dónde vivir". Al menos, aquello de "la vivienda siempre sube" ya se sabe que no era cierto. Pues bien, desde aquí rompo una lanza a favor del alquiler porque, aunque pueda ser cierto que comprar es más ventajoso financieramente, alquilar trae una liberación de preocupaciones y una libertad de movimientos que pueden superar con creces la seguridad de tener un techo en propiedad.

¿Qué te parece esto de la reducción de objetos? ¿Eres minimalista o acumulador? Dime tu opinión en un comentario.
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3 comentarios EN BLOGGER
  1. Parece que hemos llegado a momentos parecidos, andamos en casa con la misma idea y en este país es complicado. Yo además sumo al minimalismo el zerowaste, porque la cantidad de basura que se genera en este país ha acabado haciéndome mucha mella.
    El hecho de empezar a tener muy en cuenta los materiales de los que están hechos las cosas y su reciclaje e impacto en el futuro también me ayuda mucho a la hora de descartar compras, ese instante que algo te gusta y parece que no puedes vivir sin ello se arregla en seguida viendo en la etiqueta que está hecho con material sintético o que contiene mucho plástico innecesario.
    En Corea, poco a poco van naciendo más tiendas e iniciativas de este tipo, por suerte tengo una cerca de casa y ya nos hemos pasado al champú en pastilla, cuando se nos acabe el gel, también será de pastilla. Las cosas que no necesito o alguien le podría dar mejor uso las dono a una tienda que hay aquí, encima desgrava, y la ropa que no se puede donar, estoy viendo como darle un segundo uso cambiando su función, como convertirlas en pañuelos, bolsas para la compra o comida.
    Lo de tener menos ropa tiene muchísimas ventajas, la que comentas de menos comeduras de cabeza a la hora de elegir qué ponerse, ya no sólo evitarte los cambios de temporada, es que el tema lavadoras también se nota porque no puedes permitirte el no ponerla que te quedas sin ropa pero tampoco te das palizones al ponerlas porque no has acumulado tanto. No sé, yo de momento sólo le veo ventajas.
    Y se ahorra y lo que has dicho de hacer una compra más cara en lugar de las pequeñas que ni te das cuenta, a mi me aporta mucho más, porque a la larga estoy gastando mucho menos y con menos carga de conciencia de como me voy a gastar X en A, y al final si compras lo que te gusta mucho lo cuidas mucho más.
    En conclusión, totalmente de acuerdo en lo que has dicho. El despertar es rápido, pero el proceso es lento jajaja

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    1. ¡Hola! Qué sorpresa ver este comentario tuyo. Me alegra ver que no estoy solo en esta forma de ver las cosas. Concuerdo con lo que comentas del zerowaste, y de hecho pienso que los dos conceptos están muy relacionados. La cantidad de basura que se genera en el día a día es asombrosa. Por ejemplo con cajas de galletas que tienen cada galleta en una bolsita individual y un film cubriéndolas todas, más el film que cubre la caja por fuera. O comprar una fruta en una bandeja de poliespán con un film alrededor. Ánimo con la implementación de todo esto, que me parece más contracorriente aun en Corea que en España. ¡Saludos!

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  2. Creo que debería seguir el mismo camino, pero me cuesta haaarto.

    Colecciono mangas y vivo con mi familia, así que solo tengo mi librero en mi pieza y el espacio empieza a ser chico. Ahí es cuando pienso que debo detener mi consumo...

    Por otro lado, como comentan arriba, intento comprar cosas que tengan menos plástico, cruelty free (no sean testeadas en animales) y así la lista se reduce bastante. También busco que mi familia se involucre más en el reciclaje, pero sé que si uno no cambia el chip, solo estás parchando la herida.

    Al final del día, siento que el tema del minimalismo es lograr salir de la vorágine del "comprar y ser" y considerando que te bombardean toodos los días con lo mismo, es difícil, pero no imposible cambiar de mentalidad.

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