miércoles, 21 de julio de 2010
4 comentarios

Sopa de caracolillos de río


Este pasado fin de semana fuimos de excursión al campo, a un pueblecito atravesado por un río. Allí, después del sutbulgui (숯불구이, carne a la brasa sin salsa cortada en tiras pequeñas y acompañada por muchos vegetales) de rigor, nos lanzamos al río yo y mi "familia coreana". El objetivo: cazar caracolillos.


En los ríos hay una especie de caracoles pequeños de color marrón oscuro, con la concha muy dura. Se llaman 다슬기 (daseulgi) y viven pegados a las piedras, alimentándose de las algas. Algo así como los bígaros en las Rias Bajas en España (los caramujos gallegos de toda la vida). Son bastante populares y se consumen principalmente en sopa, hervidos con algún vegetal. En verano mucha gente va a los ríos a cogerlos. Como siempre, algunos se aventuran demasiado, y este pasado fin de semana desaparecieron tres personas cazando estos caracoles (con lo cual podemos decir que en Corea es más peligroso cazar caracoles que osos). Después algunas personas los venden en las calles, aún vivos en una bandeja con agua, y alcanzan precios bastante altos (10.000 won por un puñado, 6 euros). También se pueden comprar en los supermercados ya pelados y más baratos, pero ése no es un producto muy popular porque provienen de Corea del Norte, y quién sabe qué condiciones higiénicas tuvieron.


El caso es que nos metimos en el agua, junto a otras personas que buscaban lo mismo. El río no era muy grande, y se hacía difícil encontrar los caracolillos. Como era de esperar, estaban escondidos en las zonas más difíciles, con más profundidad o donde el agua corría más rápido. Estuvimos casi tres horas en el agua, para coger una bolsita de caracoles. Al final, yo incluso me di un chapuzón en una zona un poco más profunda, lo cual fue mi primer baño en un río (es lo que tiene ser de costa...).

Reponiendo fuerzas con una poco de sandía.

Una vez en casa, se dejaron reposar un día en una tartera con agua, para que soltasen sus caquitas.

Caracolillos crudos, disfrutando de sus últimas horas de vida.

Después se hirvieron unos minutos en agua, lo suficiente para matarlos (la vida es cruel). Sacarlos de la concha es lo que en España llamamos un trabajo de chinos, porque hay que ir uno a uno con un alfiler, sacando primero el bicho de la concha y quitándole después la uña de protección. Después de más de dos horas haciendo esto, el resultado puede verse en la foto: un plato lleno de caracoles.

Caracolillos ya cocidos, con ese característico color verde tan poco apetecible.

Lo último fue preparar la sopa; con los caracoles, puerro verde y un poco de ajo. Nos la tomamos de desayuno y estaba bastante buena. Sobre todo por el orgullo de comer "carne de caza" conseguida por uno mismo.

Y nada más, espero vuestros comentarios sobre cualquier tema que no sea mi incipiente barriguita :D
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4 comentarios EN BLOGGER
  1. No te preocupes que no se va a comentar lo de tu barriguita... la única foto que tienes acabas de salir del agua, con lo que con el frío estás metiendo barriga para dentro... estás en un ángulo que no se puede ver la barriga...

    Eso sí, lo que SÍ podemos comentar es ese color blanquecino-enfermo que tienes... parece que no ves mucho el sol, eh?

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  2. Es lo que tiene bañarse en un río, que sales más limpio de lo que entras. De ahí el color blanquecino ;)
    Y del sol intento protegerme tanto como puedo, que después de 4 veranos en Irlanda y dos en Galicia ya no estoy acostumbrado :D

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  3. A ver que dices del sol de Galicia eh que buen colorcillo que da :P

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  4. yo tengo muchos de ellos pero nadie quiere prepara la sopa son si de Nicaragua tengo años desde que pude probar la sopa y tengo muchas ganas de hacerlo nuevamente... hasta quisiera saber como reproducirlos en casa para tener reservas hehehe

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