sábado, 30 de junio de 2012
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Escapada a Yeosu y alrededores (costa sudoeste de Corea)

Hace apenas unos días que regresé de un interesante viaje a la costa sudoeste de Corea. La excusa era ir a ver la Expo de Yeosu, pero el viaje se aprovechó también para ver tres de los principales atractivos de la zona: un enclave natural, un templo y una aldea tradicional. Fue un viaje de empresa y por lo visto es más difícil encender el aire acondicionado en la oficina que pagar billetes de avión para viajes que se pueden hacer en tren por menos dinero y casi en el mismo tiempo. Pero bueno, así tuve la oportunidad de experimentar un vuelo doméstico en Corea, que duró apenas 40 minutos entre el mini-aeropuerto de Gimpo y el micro-aeropuerto de Yeosu.

Aquí dejo el itinerario, por si alguien lo quiere repetir. Sobre los lugares iré hablando poco a poco, como de costumbre.

DÍA 1: Expo de Yeosu y gastronomía local


Tras llegar al Aeropuerto de Yeosu, una furgoneta nos desplazó al recinto de la Expo de Yeosu. Mientras que el aeropuerto está alejado de la ciudad, la estación de tren está justo al lado de la Expo, y por eso digo que ir en avión casi no ahorra nada de tiempo. Al llegar recogimos nuestras acreditaciones de prensa (¡mola!) y nos zambullimos en la gran exposición sobre los océanos.

Exposición Internacional de Yeosu 2012

En la Expo hay mucho que ver, pero también hay muchas personas para verlo. Las colas son inevitables (a menos que tengas pase de prensa, hehe), y el calor tampoco ayuda a amenizar la espera. Lo mejor es ir temprano, concentrarse en los puntos más destacados, y luego pasar el día saltando entre los pabellones que no tengan cola en cada momento. A mí lo que más me gustó fue la Sky Tower y por supuesto el espectáculo del Big O. El resto oscila entre la divulgación científica mediantes alardes tecnológicos y la promoción descarada de las grandes empresas coreanas en sus pabellones propios; sin olvidar la nutrida representación internacional en los pabellones de cada país, algunos de los cuales son realmente interesantes.

Espectáculo de The Big O de Yeosu

Para comer fuimos a un restaurante de cangrejos macerados en salsa de soja donde ni Gollum habría comido a gusto. Por suerte para cenar fuimos a un restaurante de sashimi bastante bueno donde me puse las botas a base de pescado crudo (en este sí que Gollum habría disfrutado).

Plato de sashimi coreano

Tras la cena fuimos al hotel The Ocean, donde dormí como un tronco (o sea, en el suelo). Pero antes de dormir tocó darle un poco de charla al conductor del autobús, que insistió en presentarse con unas bandejas de pescado crudo (¿otra vez?) y unas botellas de soju que se bebió él prácticamente solo. Hay que ver con estos ajeossis, no se les puede sacar de casa.

DÍA 2: Bahía Suncheonman, templo Seonamsa y aldea Nagan


Al levantarme pude disfrutar de una bonita vista desde la ventana del hotel, justo enfrente del Mar del Este, y de un desayuno frugal complementado poco después con una parada en un Paris Baguette. La primera atracción del día fue la Bahía Suncheonman, un precioso humedal natural lleno de vida que pudimos recorrer con calma. Es una visita recomendable, sobre todo para familias con niños, ya que desde las pasarelas pueden apreciarse cantidad de cangrejos y peces de distintas especies, aparte de aves migratorias. Además el próximo año será sede de una Expo de Jardinería, así que ya hay excusa otra vez para regresar al sitio.

Paseando por la Bahía Sucheonman

Tras comer en un estupendo restaurante especializado en costilla de vaca, nos desplazamos al templo Seonamsa. Este templo es uno de los más fotogénicos del país, y alberga varios tesoros históricos. La subida al templo tampoco tiene desperdicio, y justo antes de la puerta de entrada hay un río que invita a sentarse un rato y descansar tranquilamente mientras se observa el paisaje. Precioso.

Templo Seonamsa

Antes de regresar al aeropuerto aún tuvimos tiempo de parar en la aldea tradicional Nagan Eupsong, que más que una aldea es una antigua fortaleza. En este poblado sigue viviendo gente de una forma más o menos respetuosa con la tradición, y además han acondicionado algunas construcciones históricas con figuras que representan escenas de la vida de antaño, como juicios o trabajos domésticos. Es una aldea muy bonita, realzada por la muralla que la rodea, y fue una pena no haber podido pasar algo más de tiempo tomando fotos de los hanok con tejado de paja.

Aldea tradicional coreana Nagan-eupsong


En definitiva, otro buen viaje por Corea. Recomiendo estos cuatro lugares a cualquier persona, aunque aconsejo ir en tren y no en avión. Yo por mi parte espero regresar por lo menos al templo, y ojalá sea en otoño para ver cómo el paisaje se tiñe de colores dorados y rojizos.
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