miércoles, 7 de julio de 2010
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Subida a la montaña Yongji (Daegu)

Hace unos días subimos a una de las montañas que rodean Suseong-gu, el distrito de Daegu donde estoy actualmente. Esta montaña se llama 용지 (Yongji) y es una de las más altas de la zona con unos 630 metros de altura. Para los curiosos, las coordenadas son 35º48'12'' / 128º38'59''. Hay que recordar que Daegu es una ciudad situada en un llanura rodeada de montañas, en el centro de Corea. Salir de la ciudad en cualquier dirección significa atravesar montañas. Quizá sea por eso que la gente por aquí es tan aficionada a caminar por los montes, aunque creo que es extensivo a la mayoría de coreanos, no sólo de esta zona. A mí me parece una buena manera de hacer algo de ejercicio, al tiempo que se tiene un poco de contacto con la naturaleza y se ven bonitos paisajes.
Vista desde lo alto de la cima Yongjibong.
La ascensión comienza de repente, porque en Corea se edifica hasta la base de las montañas, de forma que en unos metros se pasa de la ciudad al bosque. La subida fue muy vertical, caminando por un sendero entre los árboles. Subimos a un ritmo bastante fuerte, con lo que en poco más de una hora ya estábamos en la cima (봉, bong).
Helipuerto en la cima de la montaña.
Yo llegué chorreando sudor, y eso que la temperatura arriba era mucho más fresca y agradable que abajo en la caldera. En lo más alto hay una pista para el aterrizaje de helicópteros, para ser usada en situaciones de emergencia, y una piedra que indica el nombre de la cima. El paisaje es bonito, y en un día claro se ve gran parte de la ciudad. Pena que la bruma típica de la estación de lluvias no nos permitió sacar fotografías claras del horizonte. Las montañas se ven muy verdes en esta época, completamente cubiertas de árboles. Eso sí, los bosques están muy ordenados, limpios de maleza. Sobre los árboles crecen también las torres de alta tensión que transportan la electricidad, aunque curiosamente sin unos cortafuegos demasiado definidos.
Una de las pocas imágenes más o menos claras que pude tomar.
La bajada la hicimos despacio, pasando por otras cimas menores. Y aquí me encontré un par de sorpresas. Una ya esperada, que son los montículos de tierra donde alguna gente aún entierra a sus familiares fallecidos, según la tradición. Otra nueva, que fue encontrarme con un parque de juegos en medio de los árboles, con un par de campos de bádminton, máquinas de gimnasia, bancos de estiramientos, etc. Es muy normal ver estas zonas en los parques, para que la gente (especialmente las personas mayores) pueda hacer un poco de ejercicio ligero. Lo que no me esperaba era encontrármelo a medio camino de la cima de una montaña.
Un sapito verde que se movía en su salsa debido a la alta humedad.
Durante todo el camino pude escuchar el canto de los pájaros, con trinos distintos a los que estoy acostumbrado a oír en Galicia. También me llamó la atención un sapo (두꺼비, dukeobi) de un llamativo color verde y naranja, como los tritones. Y al llegar a casa, tras tres horas de caminata, una ducha fresca y una hora delante del ventilador para dejar de sudar.
Zona de ejercicios a medio camino de la cima, para hacer un alto en el camino y hacer... más ejercicio!
Un saludo a todos!
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