martes, 1 de diciembre de 2015
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La estatua en recuerdo de las comfort women enfrente de la embajada de Japón en Seúl

Estatua de una comfort women coreana enfrente de la Embajada de Japón en Seúl

Enfrente de la Embajada de Japón ante Corea del Sur, situada entre Gwanghwamun y Jogyesa en el centro de Seúl, hay una estatua dorada de una niña coreana sentada en un banco. La mirada de la niña, inexpresiva, apunta a la embajada japonesa, y en el banco hay un espacio para que otras personas se puedan sentar a su lado. Esta estatua representa a una mujer de consuelo (comfort woman en inglés, 위안부 en coreano), las esclavas sexuales al servicio de las tropas del Ejército Imperial de Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

Esta estatua se ha convertido en un símbolo político de la lucha contra Japón y, al igual que la embajada, está vigilada de forma permanente. La Policía impide tomar fotografías de la embajada, y en ocasiones también de la estatua. Es una pena, porque la estatua presenta un aspecto siempre diferente. Muchas veces tiene ramos de flores o complementos, cuando hace frío alguien le pone un abrigo y un gorro, cuando llueve aparece con un chubasquero, y cuando aprieta el sol a veces hay un parasol dándole sombra.

Estatua de una mujer de consuelo coreana con un chubasquero frente a la embajada japonesa

La estatua fue financiada y colocada por una organización privada, con el beneplácito del Gobierno surcoreano. Ante las continuas protestas de los diplomáticos japoneses que piden su retirada, el Gobierno mantiene que se trata de un asunto privado en el que no puede intervenir. Cada miércoles a mediodía tiene lugar una protesta de mujeres de consuelo y asociaciones civiles que reclaman a Japón una disculpa y compensación para estas mujeres ya ancianas.

El Gobierno surcoreano usa este caso como arma política contra Japón, manteniendo una relación siempre tensa debido principalmente a este asunto y la soberanía de Dokdo. Según la versión oficial, todas las mujeres de consuelo fueron secuestradas u obligadas a servir como esclavas sexuales bajo unas condiciones inhumanas. Seúl y las víctimas supervivientes mantienen que la red de burdeles era gestionada por el Ejército japonés, por lo que Japón es responsable de lo sucedido.

Japón responde apuntando que todos los asuntos derivados del período entre 1910 y 1945, en que gobernó la península coreana como una colonia, fueron solucionados en 1965 mediante el acuerdo de normalización de relaciones diplomáticas entre Seúl y Tokio, que incluía una gran compensación económica. Esta compensación fue empleada por el Gobierno surcoreano de entonces, liderado por Park Chung-hee (padre de la actual presidenta Park Geun-hye), para modernizar el país e iniciar la industrialización que décadas más tarde convirtió a Corea del Sur en una de las naciones más avanzadas del mundo. Sin embargo, muy pocas víctimas individuales recibieron una compensación a título personal. Entre los receptores no hay mujeres de consuelo, ya que su caso no salió a la luz hasta finales de la década de 1980.

Hay voces que mantienen, al igual que Tokio, que el sistema de mujeres de consuelo no fue organizado por Japón sino que se trataba de una red de burdeles organizados por civiles. Se dice que las mujeres eran reclutadas por parejas compuestas por un japonés y un coreano, y se sospecha que en muchos casos engañaban a las chicas prometiendo un empleo que luego resultaba ser una habitación en un burdel. Sin embargo, muchas de estas chicas sabían cuál sería su ocupación y aceptaban por necesidad de dinero o pura desesperación ante la falta de alternativas. Sin embargo, al perder Japón la guerra, los boletos que recibían como pago perdieron todo su valor. Algunas no pudieron ni siquiera regresar a Corea.

Manifesatción por las comfort women enfrente a la embajada japonesa en Corea del Sur

Este es un asunto muy polémico, las posturas de las dos partes son irreconciliables y no parece que pueda haber una solución en el futuro cercano. Tras unos años de cierta cordialidad con las declaraciones de Kono en 1993 y Murayama en 1995, que asumieron lo sucedido, pidieron disculpas y crearon un fondo privado de ayuda a las víctimas, el giro a la derecha de las actuales Administraciones de ambos países ha radicalizado las posturas haciendo imposible el entendimiento. Si aparece alguna voz que afirma que la verdad está en un punto intermedio es criticada y acallada, así sea un periodista japonés como Takashi Uemura o una historiadora surcoreana como Park Yu-ha.

Al final, detrás de las disputas políticas están las personas y sus historias. En estos momentos quedan con vida solo 47 de las mujeres de consuelo que reconocieron públicamente haberlo sido, las cuales residen en un centro de acogida en Gwangju. Seguro que hay más pero se llevarán su secreto a la tumba para no humillar a sus familias. Todas estas mujeres son ancianas de más de 80 años, ya que todo el asunto terminó hace siete décadas al concluir la Segunda Guerra Mundial, por lo que en unos pocos años no quedarán más que las estatuas.

Tras esta simbólica estatua de Seúl se colocaron réplicas en diferentes puntos, no solo de Corea del Sur sino también en el extranjero. Estas otras estatuas no cuentan con la vigilancia permanente de la primera, por lo que a veces son objeto de burlas y actos vandálicos. Como digo, este es un asunto que frecuentemente despierta lo peor de cada bando.
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  1. Yo siento que Corea del Sur es un país muy dramático, por no decir que se porta como una nena. Japón tiene un punto cuando dice que la época de las comfort women ha pasado y los perpetradores están muertos o seniles. Japón fue derrotado y Corea ha llegado muy alto como país, y en cierto modo esa es una venganza.

    Yo no he vivido una experiencia como esa, así que no sé qué tanto puede llegar a afectar, pero me parece horrible que las mujeres no lo dejen ir y todos los días de su vida estén protestando. Además, ¿qué compensación les podrían dar, además de amnesia?

    En lugar de censurar versiones no oficiales porque no les dan la razón, como decías en otro post del libro de una profesora sobre las comfort women, deberían preocuparse más por los estudiantes que se suicidan cada día. Claro, en mi opinión personal de mí.

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    1. Dejando de lado a los estudiantes, que es un tema totalmente diferente, la situación actual de la mujer en Corea del Sur deja mucho que desear. Quizá resultaría más útil intentar mejorar cosas como la incorporación de la mujer al mundo laboral, la conciliación de vida laboral y familiar, la discriminación a todos los niveles y la situación de indefensión ante los abusos. Peeero, los políticos son como son y buscan el mayor rédito electoral con el menor esfuerzo.

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    2. Imagina que eso ha pasado a alguien de tu familia...a tu madre o a tu abuela. Que cada dia mas de 60 hombres violandote. Dejaras de protestarlo?

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    3. Una cosa son las reclamaciones personales y otra son las reclamaciones políticas. Hay que perseguir a los culpables, pero me parece injusto culpabilizar a una nación y a todos sus ciudadanos por algo de lo que no son responsables.

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  2. Personalmente, me ha llamado la atención la parte en la que mencionas que tras la compensación económica de Japón, las "comfort woman" no vieron ni un won. ¡Qué desastre de mundo político!
    Gracias por el artículo, era una parte de la historia de Corea que no conocía.

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    1. En el enlace al artículo sobre el tratado de normalización de relaciones bilaterales firmado en 1965 hablo más de ese tema. Por lo que se sabe, Japón quería elaborar un censo de víctimas junto a Corea del Sur y pagar compensaciones individuales a cada persona. Corea del Sur, sin embargo, insistió en que se pagara todo junto y ya entregaría las compensaciones a sus ciudadanos. Sin embargo, en vez de repartir ese dinero se empleó en varios proyectos de modernización del país. Gracias a esas inversiones se sentaron las bases de la industrialización de Corea del Sur, algo de lo que se beneficia todo el país, pero las víctimas quedaron olvidadas y fueron dos veces víctimas.

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  3. Penoso pero, países que olvidan su historia, están condenados a repetirla: SORRY

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