sábado, 20 de mayo de 2023
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Parálisis por análisis

A la hora de tomar una decisión hay que analizar las ventajas y desventajas de cada una de las opciones disponibles. Cuanto más importante sea la decisión, es decir cuanto mayores puedan ser las consecuencias de una elección errónea, más tiempo habrá que dedicar a ponderar las posibilidades. Sin embargo, reflexionar demasiado sobre las opciones, normalmente en escenarios de información incompleta, puede causar la imposibilidad de elegir una de las opciones disponibles. Esto es lo que se llama parálisis por análisis (analysis paralysis en inglés).

En decisiones triviales no es necesario reflexionar sobre las posibles consecuencias. Podemos hacer una elección en segundos y sin esfuerzo, muchas veces de forma intuitiva usando lo que Daniel Kahneman llama el "Sistema 1". Entre poner unos calcetines negros o unos calcetines grises, agarramos de forma inconsciente los que estén más a mano.

Lo mismo sucede en elecciones donde todos los resultados son favorables. En igualdad de escenarios pueden darse diferentes elecciones porque cualquier opción juega a nuestro favor. En el supermercado,  salvo que haya una gran diferencia en el precio o estado del producto, metemos al carro peras o manzanas según lo que apetezca más en el día, ya que ambas frutas son ricas y saludables.

La decisión se vuelve más complicada cuando se da uno de estos factores: información incompleta o consecuencias graves.

La información incompleta hace que las consecuencias sean difíciles de calibrar. Al elegir entre dos empleos hay algunos datos conocidos, como el salario y lugar de trabajo, pero normalmente desconocemos cosas tan importantes como el ambiente laboral, el detalle de las tareas a realizar o el futuro de la empresa. Lo mejor que se puede hacer es apoyarse en los datos conocidos y tomar una decisión con la confianza de que lo desconocido no afectará demasiado. Esto es relativamente sencillo en decisiones con vuelta atrás, en las que si la opción elegida no sale como estimábamos no sea demasiado complicado hacer un cambio.

La gravedad de las consecuencias, sin embargo, es más complicada de gestionar. Cuando una elección equivocada pueda acarrear daños irreparables, ya sean físicos, sociales o económicos, no queda más remedio que dedicar a la decisión el esfuerzo que esta merece. En el mejor de los casos, la información es completa y será sencillo identificar la mejor opción de forma objetiva. Por ejemplo, ante una enfermedad grave, casi siempre la mejor opción es someterse a tratamiento, pese a los posibles efectos secundarios.

Llegamos por último a las decisiones con información incompleta y consecuencias potencialmente catastróficas. Cuando sumamos a la ecuación sistemas complejos, en los que las partes interactúan entre sí de formas no siempre predecibles, tenemos el cóctel perfecto. ¿Cómo tomar una decisión con efectos potencialmente irreparables, cuando es imposible saber el desenlace exacto de cada opción? Aquí es cuando llegamos a la parálisis por análisis, que puede llegar a bloquear al individuo y terminar causando un daño mayor que cualquiera de las opciones posibles. A veces, a falta de una opción perfecta, cualquier decisión es mejor que la ausencia de decisión.

Sin embargo, ante condiciones perfectas de escasez de información y potenciales consecuencias catastróficas, la decisión es más sencilla que nunca porque se puede argumentar ausencia de responsabilidad. Con una bomba a punto de explotar, debiendo cortar el cable rojo o el azul, se puede cortar cualquiera de ellos sin temor porque incluso cortando el equivocado no habrá remordimientos.

Otro caso de parálisis por análisis se da cuando existe una gran cantidad de información, ya sea completa o no. En estos casos se puede caer en un bucle infinito de estudio, provocando un eterno aplazamiento de la decisión. Por ejemplo, ante la decisión de dónde invertir nuestros primeros ahorros podemos analizar durante meses las bondades de la renta fija frente a la renta variable, pasando por inmuebles, fondos de inversión o la montaña rusa de las criptomonedas. Nuevamente, la peor elección es la ausencia de decisión. Una frase que resume bien esta situación es "lo perfecto es enemigo de lo bueno".

En el lado opuesto a la parálisis por análisis tenemos esa costumbre de Silicon Valley de "fake it till you make it", consistente en mover primero e ir decidiendo después, cuando ya se conocen los resultados de las primeras elecciones. Esta actitud puede resultar útil en entornos que cambian muy rápido, como las nuevas tecnologías, donde la velocidad de acción es más importante que la perfección de las acciones tomadas. Si además resulta sencillo adaptar los pasos dados a las nuevas condiciones ambientales, de forma que ningún error es definitivo, sin duda lo más recomendable es mover primero y pensar después.

Dejo aquí estas ideas, ya que personalmente estoy otra vez ante una decisión compleja. Tras dos años de paréntesis obligado por el Covid, el último año quizá se podría calificar de parálisis por análisis. La solución pasa por tomar una decisión pronto, sabiendo que quizá no sea la mejor, pero asumiendo también que enderezar errores puede resultar imposible.
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