jueves, 6 de junio de 2013
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Excursión familiar a la montaña Ansan de Seúl

Vista de la montaña Inwangsan desde Ansan

El domingo pasado, después de la pequeña decepción de la Feria de Turismo de Corea y sus legiones de zombies, nos fuimos de picnic a la montaña. Lo bueno de Seúl es que es que es una gran ciudad rodeada de montañas, y con algunas también dentro del perímetro urbano, de forma que hay muchos sitios donde ir a pasear en medio de la naturaleza sin necesidad de hacer largos desplazamientos en coche.

Inicio de la subida a la montaña Ansan de Seúl

El año pasado ya habíamos hecho una excursión al monte Cheongneungsan, muy cerca de Gwanaksan. Ahora, como nos mudamos a la parte norte de Seúl, buscamos algo cerca del centro y encontramos el Parque de la Montaña Ansan. Lo bueno de este monte es que, según anunciaban varios blogs coreanos, en otoño del año pasado completaron el acondicionamiento de una parte de los senderos para que puedan pasear también personas en silla de ruedas y carritos de bebé. Y allí nos fuimos nosotros con el carrito de Sonia a comprobarlo.

Montaña Inwangsan vista desde el monte Ansan
Niños jugando en estanque de la montaña Ansan

Y sí, hay un par de senderos acondicionados con pasarelas de madera que permiten pasear de una forma muy sencilla. Demasiado sencilla para mi gusto, pero muy útil cuando se va con un carrito. La parte acondicionada rodea la parte norte de la montaña y permite caminar unos tres kilómetros. Todo está muy bien señalizado, indicando las distintas rutas y las distancias. Además, las pasarelas y puentes de madera encajan bastante bien con el entorno. En pocas palabras: un sitio genial para pasear y respirar un poco de aire fresco en el centro de Seúl.

Senderos acondicionados en el monte Ansan
Señalización e indicaciones en el monte Ansan

Hay varios senderos que suben a la cima que, aunque están bien marcados y preparados, no están acondicionados para carritos. La cima, que no alcanza los 300 metros de altitud, la dejamos para una próxima ocasión. Y mejor si es al amanecer o al anochecer, ya que desde este punto se puede disfrutar de una fantástica vista del centro de Seúl. En esta también cima hay varios 봉수대 (bongsudae), unas construcciones donde los vigías de antaño podían encender hogueras para alertar a la ciudad en caso de ataque. Por todo esto, es un lugar muy popular entre los fotógrafos de Seúl.

Senderos del monte Ansan de Seúl
Felipe y Sonia en el monte Ansan

En vez de gastar energías subiendo a la cima, decidimos parar a comer bajo los árboles. El menú del día estuvo compuesto por las dos especialidades más típicas de los picnics en España (tortilla de patatas) y Corea (gimbap, en tamaño normal y tamaño mini para Sonia). Comimos todo con mucho gusto, y aún nos dio tiempo de relajarnos un ratito antes de continuar.

Gimbap y tortilla para picnic en Seúl
Sonia en el picnic del monte Ansan

Pronto pudimos disfrutar de una vista muy bonita de la cercana montaña Inwangsan, con unos típicos bloques de apartamentos delante y la montaña Bukhansan detrás. Y todo esto adornado con la muralla histórica de Seúl. La imagen es preciosa, y casi parece que los edificios están construidos en medio de las montañas en alguna zona remota. Pues no, esto es casi el centro de Seúl y está a tiro de piedra de un par de estaciones de metro.

Vista de la montaña Inwangsan desde Ansan
Vista de Inwangsan desde el monte Ansan

Cuanto ya estábamos saliendo de la montaña de regreso al mundanal ruido, recibimos un último regalo en forma de vista de dos de las grandes atracciones de Seúl, aunque por motivos bien distintos. Muy cerca, la prisión Seodaemun, el lugar donde los japoneses torturaban y ejecutaban a los independentistas coreanos hace un siglo, un símbolo de la opresión sufrida por Corea. Al fondo, la Torre N de la montaña Namsan, un símbolo de la modernidad del país. Como siempre en esta ciudad, un contraste entre dos realidades opuestas pero muy cercanas tanto en el tiempo como en el espacio.

Prisión de Seodaemun y Torre N de Namsan vistos desde Ansan

Pasamos por delante de la prisión y, previa parada para un par de bebidas bien frías, llegamos a Gwanghwamun. En ese punto decidimos regresar caminando hasta casa por mi querido arroyo Chyeonggyecheon. En total hicimos 13 km, pero a ritmo lento y con muchas pausas para dejar que Sonia disfrutase del día. Sonia, por cierto, demostró sus genes rurales corriendo y saltando por la montaña, pero al regresar a la ciudad montó en el carrito y se echó una buena siesta.

Niños coreanos jugando en el arroyo Cheonggyecheon de Seúl

Espero tener la oportunidad de hacer más paseos como este en lo que queda de verano. Aparte de recorrer las montañas y parques de Seúl también me gustaría hacer una escapada a la costa y disfrutar de un día de playa, que ya hace años que no voy. Ya lo iré contando ;)
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6 comentarios EN BLOGGER
  1. Wow Sonia está muy mayor y guapísima :D

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    1. Los niños crecen, y creo que eso tú sabes más que nosotros ;)

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  2. Que lindo paseo se nota que la pasaron genial =) tiene muchos lugares bonitos Corea . Un saludo desde Argentina para todos espero que disfruten de mas paseos como este .

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  3. Me ha fascinado ese tupper Koreanoespañol¡¡¡¡, es una muestra evidente de esa gran aventura y mezcla de culturas que estas viviendo. Disfrútala¡¡
    Sonia esta preciosa, cada vez se parece menos a ti je, je

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    1. Puñalada desde el País Vasco, con el filo mojado de retranca gallega. Golpe mortal.

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